miércoles, octubre 11, 2006

PERSONAJE DEL MES

Otilio, el personaje que todos los angostureños conocen...

Jesús Otilio Atehortúa Pérez nació en la vereda Santa Ana del municipio de Angostura el 29 de mayo de 1932, vivió allí durante 30 años. Sus padres Carmen Julia Pérez y Marco Antonio Atehortúa, tuvieron 18 hijos de los cuales ocho ya murieron, Otilio es el tercero, recuerda vagamente los nombres de algunos de sus hermanos: Salvador, Gabriel, Magola, Reinaldo, Saulo, Saralía, Ilduara, Neftalí, Argemiro y Cruselva.

Vivió su infancia en las labores del campo, pero también sacaba tiempo para jugar y tocar el tiple junto con su hermano, animaban fiestas y era todo un “bailador”, en ese tiempo no había televisión y no sabían nada del fútbol, así que “jugaba con bolas de cristal tirando a una torre de corosos”; era y sigue siendo un buen conversador, es un hombre lleno de historias, contaba que desde los doce años recuerda que soñaba con ser peluquero, el oficio que aprendió gracias a que sus tíos dejaban que él se quedara viéndolos motilar, pero donde realmente se instruyó en el oficio fué con don Ananías Villegas -un peluquero del municipio de Angostura- que dejaba que practicara con sus clientes y él en su casa afianzaba lo aprendido “trasquilando” a sus hermanos, y aunque solo estudio hasta segundo de primaria, ya lleva mas de 40 años en este reconocido oficio.

Se casó a los 30 años con Deyanira Vásquez, –fallecida hace 27 años- nacida también en Santa Ana, tuvo cinco hijos, Luz Dary, Albeiro, Yancely, Claudia y Reinaldo -que ya falleció-; recién casados se mudaron a vivir al pueblo, desde ese momento el empezó a motilar en la calle hasta que consiguió un local y montó su propia barbería y peluquería; con el paso del tiempo fue organizándose y decidió convertirlo en tienda pero sin quitarle la actividad inicial; tiene 74 años de vida y aunque su salud se ha deteriorado él sigue con el mismo entusiasmo y las mismas ganas de continuar en su trabajo, aunque ahora por su edad su hija Claudia le colabora en la tienda y él cumple algunos turnos en la barbería, sigue con ese mismo entusiasmo haciendo lo que más le gusta.

Que las ganas de vivir nunca se agoten y que la fé nunca se apague.

Por: Viviana Osorio